¿De dónde saldrá la fortaleza de una madre?
¿Dónde se esconden las lágrimas que salen al sentir que un
hijo está en la cárcel o es preso de las drogas?
¿Cuánta es la voluntad de guardar las garras al saber que su
hija le ha sido arrebatada por sinvergüenzas que se ríen de las leyes de este país?
De donde sale tanto dinero para mantener una familia en paro,
o donde se gurda la tristeza por no darle a sus hijos todo lo que se merecen?
¿Cómo puede maquillarse tantas heridas, víctimas de un
marido infiel a la doctrina del amor?
Esa fortaleza nace y emana de la mujer, pero cuando absorbemos
esa fortaleza para salir del nido, se la arrancamos sin opción a recuperarla.
Hónrala, quiérela, mímala.
Que ellas puedan sentirse orgullosas de nosotros.
Que todos los días sean el día de la madre.