viernes, 27 de junio de 2014

El fuego cerca del mar

De todos es sabido que la noche de San Juan es una de las más mágicas del año, al igual que la más corta, y es la encargada de dar el pistoletazo de salida del verano. Cuando éramos pequeños y no tan pequeños, recordábamos esa jornada como el inicio de las vacaciones, y al menos en mi ciudad vivíamos (y vivimos) con grandiosa expectación los denominados “Juanillos”; la quema de muñecos grotescos de fabricación artesanal donde las organizaciones o barrios se disputaban un premio antes de que su obra fuera pasto de las llamas. Una banda de música pone sonido a la condena al fuego de estas estructuras, que simbolizan una escena de denuncia actual pero con motivos cómicos y siguen un itinerario desde los barrios más recónditos de extramuros, hasta las plazas más conocidas del casco antiguo. Tras tantas llamaradas, la espera del inicio del verano tiene su fin con los fuegos artificiales en la playa de la caleta, acompañado por supuestísimo de la superstición de bañarse (al menos los pies) en las aguas de este precioso enclave. En la arena, la congregación de personas alrededor de una hoguera pidiendo sus deseos y recibiendo el verano con algo de alcohol es lo común en esta festividad, pasada hace unos días.


La aceptación de rituales o de tradiciones son recogidas por los gaditanos que se reúnen cada noche de San Juan; encender un fuego y pedir los deseos, mojarse los pies en las aguas de una playa o recibir las 00:00 con gran alegría y regocijo no son más que trasformaciones derivadas de alguna forma de ahuyentar a la mala suerte por parte de algunas culturas o regiones. Pero todo este devenir de leyendas no tiene otros protagonistas que los elementos del agua y del fuego, uno como limpiador y el otro, como destructor pero de igual manera, ambas simbolizan la purificación del aura de la persona. El fuego es el elemento asociado al sol y por tanto, el mejor homenaje que podría hacérsele al solsticio de verano es invocándolo, aunque ya de por sí, las civilizaciones antiguas se encargaron de ello. Pero el interés por el sol trascendía por encima de lo humano, ya que algunas construcciones se diseñaron para recoger ese momento en la que el día es más largo que la noche .Los egipcios construyeron las Grandes Pirámides de forma que el sol, visto desde la esfinge, se situase exactamente entre dos de las pirámides en el solsticio de verano.


 El sol como astro rey, representaba la divinidad más absoluta y muestra de ello para la ansiada estación se crea Stonehenge . El complejo megalítico hace que en ese momento del año el Sol sale justo atravesando el eje de la construcción.



Al igual que en otras civilizaciones, en Stonehenge se celebraba con sacrificios y ofrendas la llegada del verano e incluso en aquellas a las que un día lejano conquistamos como los incas, también tenían sus macabros rituales en torno a la llegada de la estación. Es por ello, que a veces se le asemeja esa noche como misteriosa , ya que en la tierra más enigmática que existe en España , Galicia , sus tradiciones y leyendas sean más de tipo druídica , tal como le legaron los antiguos celtas . Brebajes, extrañas apariciones y ungüentos para la buena suerte llegan a nuestra región de forma cambiada, ya que el emisor de la receta, la amolda un poco a nuestro alcance, como si de buhoneros modernos se tratase.





Por otro lado, quizás el pasado de la quema de estas infames imágenes tengan un origen más pagano que cristiano, pues de nuevo, el elemento purificador del fuego se hace presente, arrasando con lo que acecha a la sociedad en forma de muñeco (en otros casos, como en Valencia, las fallas) aunque por supuesto, celebrando la festividad de un patrón, o de un santo. Sin embargo, hay que recordar que uno de los elementos de ejecución más comunes para condenar la herejía, fue la hoguera, sobre todo por la Santa Inquisición.

Los rituales no cesan y si uno se pone a buscar encuentra desde místicas practicas llegadas desde el medievo, hasta tradiciones pasadas desde generación en generación y llegadas de todas las localidades con lo que hace a Andalucía, una tierra rica en tradiciones y un lugar maravilloso para vivir .





miércoles, 18 de junio de 2014

Una mirada al pasado

Está de moda ahora por la red social Facebook, hacer una cadena colgando en la página de cada uno, una foto de cuando era pequeños. Estas publicaciones muestran nuestra infancia más tierna, cuando vivíamos al margen del paro(al menos de manera directa), exámenes de universidad o desamores varios. Nuestra única preocupación era jugar lo máximo posible con los amiguitos del cole y hacer muy feliz a nuestra maestra. Es curioso el cambio físico que han dado algunos usuarios o de las similitudes con sus hijos o parientes más cercanos.
Pero ahora que uno está en frente de esas fotos, me gustaría que mirarais a los ojos a ese pequeño e hicierais un balance de lo que ha supuesto esa travesía hasta ahora.  
Estoy seguro que más de uno, ahí empezó a cavilar su futuro con la frase “de mayor quiero ser…”. A creer que ninguna mujer sería más importante que nuestra madre, o ningún hombre sería más hermoso que nuestro padre. A pensar que no es más poderoso el más temido del patio o de la calle, sino el que tiene la mentalidad tan abierta como para jugar con todos los compañeros del recreo. Creo firmemente que alguno aún no ha aprendido que llorando no se consiguen las cosas, sino poniéndole empeño e insistencia al igual que muchos han aprendido que no tomando una actitud ofensiva y hostil hacia los que nos hacen alguna jugarreta, es la mejor opción. Quizás para algunos, no seamos aquel pequeñ@ que está en esa foto porque nuestro carácter, nuestras ganas o nuestros sueños, se han cambiado o truncado por culpa de las vicisitudes del momento que atravesamos según ha avanzado el tiempo.

Si nos fijamos, la vida ha cambiado desde aquel momento hasta ahora….pero aún no es tarde para recuperar la ilusión, las aspiraciones y la sonrisa, que lucíamos en esas fotos.