Esta mañana, habiendo recurrido a los malos hábitos de
dejarlo todo para última hora, me di un paseo por unos grandes almacenes, hasta
llegar a una famosa juguetería. Dicho emplazamiento, repleto de gente, me hacía
pensar la famosa frase que se utiliza ahora de “¿dónde está la crisis?”. Lleno
de juguetes y de videojuegos, era curioso el detalle de que todo el mundo
estaba por los estantes de consolas, en busca del regalo del año o juego de
moda y sin embargo, no muy lejos de allí, las figuritas o “muñequitos”
completamente vacío, y lleno en su totalidad de unidades en stock.
Admirando el acabado de las figuras, era impresionante como
un trozo de plástico podía parecerse tanto a un estegosaurio, un braquiosaurio,
un triceratops, o mi favorito de niño, un tiranosaurios Rex . Recordando la
infancia que tuve, me llegan a la mente las horas que podía echarles a aquellas
figuritas que no tan perfeccionadas, me hacían aprender entre carnívoros y herbívoros,
y que luego, despertarían en mi un gran interés por los dinosaurios. Aun con la
temprana edad de 8 años, ya estaba completamente alucinado con la película de
Jurassic Park.
Cerca del stand de las figuras de los dinosauros, había otro,
pero este era sobre animales , a los que yo de pequeño nunca pude tener , y ahora , ya siendo un adulto y teniendo
acceso a él , siento cada vez más curiosidad por obsérvalos , tocarlos y saber más
sobre ellos . En lo personal, los perros siempre me habían dado pánico (por que
de pequeño me mordió un chihuahua) , pero ahora , cuanto más grandes sean , más
me llaman la atención . Sigo teniendo un repelente con algunos perros pequeños,
sobre todos yorkshires , pero no por
ello me desaniman a conocer razas, hábitos y tipos .
Para finalizar este breve paseo de mi infancia, a la izquierda había una galería,
esta vez con figuras de índole mitológica, medieval y fantástica. Curiosamente,
este mundo era el que más intriga me causaba, sobre todo la mitología por eso,
siempre debía de buscarle un porque .Lo medieval ya era algo apasionante en sí,
y muestra de ello, mi colección de libros sobre castillos. Y todos ellos, convivían
y perduraban entre mis tardes de merienda en casa .Que los templarios nunca
fueron quemados en las hogueras, sino que residían en mi baúl, o que los elfos vivían
en una maceta custodiado por un grifo y una quimera.
Si todo esto, lo unimos, y teníamos algunos juguetes de cada
tipo de estas estanterías, podíamos tener grandes historias épicas. Con imágenes
y nombres que salían de la nada para convertirse en grandes momentos de entretenimiento
y creatividad. Donde una caja de cartón servía de castillo y unos zapatos de
barcos o naves. Donde los buenos morían y vivían y los animales, aunque no
fueran monturas, eran leales servidores.
Lo malo de todo esto es que el precio de las figuras era muy
elevado, por lo que pensé que estamos encareciendo la creatividad de los pequeños,
condenándoles a inventarse los juegos, las historias y las epopeyas, con una consola.