El 6 de agosto de 1945 , el presidente de los Estados Unidos
Harry Truman , ordena el lanzamiento de la primera bomba atómica en la ciudad
japonesa de Hiroshima . La pretensión del proyecto Manhattan no fue otra que la
de acabar con la Segunda Guerra Mundial de un plumazo, aunque para ello fuera
necesario diezmar la población del imperio japonés considerablemente,
utilizando métodos y tácticas militares biológicas. La carrera tecnológica
estadounidense demostró que militarmente son pioneros en este campo y, que para
ponerle punto y final a una guerra, hay que ser superlativamente superiores. La
radiación, acabó con más de un millar de niños, los cuales, pertenecían al
grupo de civiles “no peligrosos”, y a pesar de ello, fueron sentenciados y
condenados de por vida aquel Lunes de agosto .
Más de medio siglo hace ya de este lamentable
acontecimiento que quedara para la historia,
pero que no debemos olvidar que en Gaza, las contiendas, las bombas y el
destruir a cenizas una localidad, está a la orden del día. Allí, cada día
mueren cientos de niños presa del pánico y de la guerra, lo mismo que hace más
de 50 años aquí en Europa, Asia, o el resto del mundo. La pobreza, la
desnutrición y la violencia asedian las oportunidades de vivir de los niños que
en todo el mundo (incluso en España) intentan sobrevivir .
Decía Rousseau que nosotros, somos los únicos que podemos
asegurarle un futuro digno a los niños y por ello, nada mejor que seguir su
ejemplo diciéndole a todo el mundo: BASTA YA.
La mano del hombre es la única que puede hacerle daño a un
niño.