lunes, 18 de marzo de 2013

A ti joven cofrade


A ti joven cofrade que vives la cuaresma con ilusión y emoción, esta época donde nos volvemos locos por ser más cristianos, más devotos y más fieles. Tú has crecido con los sones de las marchas, horquillas e imágenes. Con la ilusión de la Borriquita, estremecerte con el nazareno y sintiéndote triste por la llegada del Viernes Santo y saber que todo ha acabado. 

Tú ves pasar cuaresma tras cuaresma pero también deseas formar parte de ella. De ser de esos que llevan al cielo a los que protagonizan la Semana Santa y sufrir bajo sus pies o su manto.  Que te griten ole , que te aplaudan y que sientas el dolor de ir bajo un paso.. Tú deseas ser CARGADOR.

Ser cargador no es un hobby, es sentir. Es trabajar en equipo, o mejor dicho, trabajar en hermano con todos lo que van debajo de un paso. Es callar y oír al capataz. Es rezar en voz baja y pedir por los tuyos, teniendo en la mente la imagen de tus seres queridos, acompañados por la imagen que va arriba. Es acompañar en el sufrimiento al Señor o aliviarle las penas a su Madre.  No sirve para exhibir tu hombro hinchado y destrozado a las personas que rodean el paso, sino todo lo contrario, es cubrir tu piel que le ofreces a la sagrada imagen.  Es sacrificar tu energía, tu fuerza y tu paciencia a salir del templo, y que el titular llegue. Aunque te digan, no importa como llegue, mientras llegue, eso no es así. Tú estás sacando el patrimonio y el tesoro más valioso de una hermandad, Cuídala.

No pienses que si tendrás hambre o sed. Pasa la penitencia en silencio sin presumir de lo que eres. No le des protagonismo ni al capataz ni a la cuadrilla, solo a quien se lo merece…. Al que va arriba. Tu uniforme, tu faja y tus ganas de sentirte cofrade. Ser cargador no es un deporte, no ganas nada por ser quien más carga o quien más coge. Piensa con cabeza y actúa como actúen todos los demás. No seas autosuficiente. No protestes. No pienses en donde estas, por donde andas y donde está tu novia… piensa con el corazón y nunca te vengas abajo.

Disfruta del momento que te concede la penitencia de acompañar al titular. Recuerda que tu solo no haces nada. Que allí hay un capataz que son tus ojos, que son tu voz y sufre mucho más que tú. No le defraudes, no le dejes en evidencia delante de la cofradía y gánate su abrazo al acabar la estación de penitencia.

Muchas cosas más podría decirte de lo que es cargar siendo joven, porque las cosas buenas las comprobarás. Pero recuerda que la hermandad confía lo que más quiere sobre tus hombros.

Calla, oye, trabaja y siente.

¡Buena y prospera Semana Santa!