El padre del empirismo y del liberalismo moderno, John Locke, reflejó fielmente en sus obras una filosofía
propia de la ilustración donde la idea predominante era el librepensamiento y
el espíritu de republicanismo. Tomando como modelo a dicho autor y sus ideas,
hace 238 años se firma en Filadelfia la Declaración de la Independencia
americana. El “ comité de los cinco” , llamados así a los padres fundadores de
la misma , toman el método de Locke como preámbulo del escrito que propone que
la soberanía emana del pueblo; que la propiedad, la vida, la libertad y el
derecho a la felicidad son derechos naturales de los hombres, anteriores a la
constitución de la sociedad. El 4 de Julio de 1776, se declara a las Trece Colonias que habían formado en la
costa atlántica de América del Norte, completamente independientes al imperio británico,
y con ello, una nueva soberanía parlamentaria regida por un presidente o jefe
de estado.
El destino de la nueva nación se libró en una guerra con
Inglaterra que fue difícil para los estadounidenses durante los tres primeros
años. Después, con la ayuda de franceses y españoles y conducidos por George
Washington, lograron derrotar a su antigua metrópoli en Saratoga un año más
tarde y Yorktown en el 1781 Dos años después se firmaba la Paz de Versalles por
la que Gran Bretaña reconocía la independencia de los Estados Unidos.
A pesar de la extensión del texto, se resalta:
“Todos los hombres son iguales, y han sido dotados por el Creador con
ciertos derechos inalienables; entre ellos el derecho a la vida, la libertad y
la consecución de la felicidad; y para asegurar estos derechos, los gobiernos
se instituyen entre los hombres, derivando su poder del consentimiento de
aquellos a quienes gobierna”
Quizás, el pueblo americano es quien se tome más a pecho el
sentido de la Declaración, su bandera, y su significado de libertad e igualdad
ya que, en su cometido esta, el de servir al pueblo y otorgarle los derechos
arriba recogidos. Quizás en los tiempos que corren, hay que tomar como ejemplo la
dedicación del histórico texto, y mirar a lo que el pueblo pide y lo que pueblo
demanda. Tal vez, habría que invertir en la felicidad de la sociedad y basarse
en su derecho a ser iguales, ya que nuestra constitución actual el primer
capítulo tiene el mismo fundamento.
Para eso, los gobernantes americanos firmaron en la Declaración:
Y en apoyo de esta Declaración, con absoluta confianza en la protección
de la Divina Providencia, empeñamos nuestra vida, nuestra hacienda y nuestro
sagrado honor.
Reconsideren aquellos de aquí que juran por nuestro
bienestar.